Friday, October 24, 2025
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Bakú Abre el Corredor, Ereván Responde – “La Paz Empieza con un Tren”, Dice Musabekov

El diputado y analista político azerbaiyano Rasim Musabekov afirmó que la decisión de Bakú de levantar todas las restricciones al tránsito de carga hacia Armenia representa un cambio real en el sur del Cáucaso, al trasladar la paz “del papel a la práctica”.

En una entrevista concedida al canal de YouTube Modern Talking with Rasim Babayev, destacó que el primer envío previsto de grano kazajo a través de Azerbaiyán es tanto un símbolo como una manifestación concreta de esta nueva realidad.

El gesto, explicó, refleja el paso de Ereván de la retórica a la acción práctica en torno a la ruta que Armenia denomina “Ruta Trump” y Bakú identifica como el corredor de Zanguezur, que conecta Najicheván con el resto del territorio azerbaiyano.

“Como respuesta, Azerbaiyán permitió el tránsito de ciertos cargamentos hacia Armenia”, indicó Musabekov, advirtiendo que la autorización “puede ser revocada si las contrapartes actúan de forma inadecuada”.

Musabekov contrastó la postura del primer ministro Nikol Pashinián con la del ministro de Asuntos Exteriores Ararat Mirzoyan, recordando que Pashinián ha declarado públicamente que la constitución de Armenia no obstaculizará un tratado de paz y que, si fuera necesario, promovería una reforma –incluso una nueva constitución– que elimine las reivindicaciones territoriales contra Azerbaiyán.

Para Bakú, subrayó, el mecanismo es menos importante que el resultado: que Armenia cuente con un marco legal que reconozca las fronteras internacionales de Azerbaiyán.

En cuanto a la dinámica regional, Musabekov describió a Azerbaiyán y Asia Central como un único espacio de conectividad: “El camino de Asia Central hacia el oeste pasa por el Cáucaso Sur, y el camino de Azerbaiyán hacia el este atraviesa Kazajistán y sus vecinos.” Esa lógica, dijo, sustenta una agenda económica más amplia con Astaná.

Indicó que Bakú y Astaná planean aumentar los flujos de petróleo a través del oleoducto Baku–Tiflis–Ceyhan, aunque un incremento sustancial requerirá soluciones técnicas sobre la calidad del crudo, la segregación de terminales y acuerdos firmes de capacidad.

Como opción intermedia, señaló que la línea Baku–Supsa, con una capacidad anual de unos siete millones de toneladas, podría destinarse completamente al crudo kazajo si las rutas del mar Negro presentan dificultades. No obstante, tal reorientación requeriría buques tanque adicionales, ajustes de profundidad en los puertos de Aktau y Kuryk, y contratos a largo plazo.

El comercio de cereales también se está desplazando hacia el este: Azerbaiyán ha importado cerca de 800.000 toneladas de grano de Kazajistán este año, utilizando la red de silos de Bakú que antes se centraba en el tránsito hacia terceros mercados.

Al referirse a Francia, Irán y Rusia, Musabekov señaló que París no logró impulsar resoluciones anti-azerbaiyanas en la ONU y ha suavizado su discurso; que Teherán se ha calmado, con vínculos energéticos y de tránsito más estrechos con Azerbaiyán; y que Moscú, tras el derribo de un avión civil azerbaiyano, reconoció su responsabilidad, prometió una investigación conjunta y se comprometió a pagar compensaciones una vez aprobado el informe final en diciembre.

Aun así, no espera que las relaciones vuelvan a su antigua forma de “alianza”, sino que evolucionen hacia una vecindad pragmática basada en la experiencia reciente.

En el plano interno armenio, Musabekov sostuvo que Moscú y sus redes de influencia, incluidos ciertos círculos religiosos, buscan debilitar al primer ministro Pashinián.

Según el analista, el líder armenio “no está dispuesto a mostrar indulgencia”, citando las detenciones de clérigos y el enfrentamiento en Gyumri tras el arresto del alcalde. En esa ciudad, dijo, la presencia y la influencia históricas de Rusia son evidentes, por lo que la respuesta de Ereván envía un mensaje claro: “los viejos métodos ya no funcionan.

Musabekov concluyó situando la diplomacia de Azerbaiyán dentro de un arco más amplio que se extiende hacia Oriente Medio. Recordó que durante siglos el entorno natural de Bakú ha estado orientado hacia Irak, Siria y el Levante, vínculos que ahora se están reconstruyendo junto con las relaciones con Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.

A su juicio, Azerbaiyán puede servir como un espacio práctico de diálogo, apoyar procesos de normalización “al estilo de Abraham” y, si fuera necesario, contribuir con fuerzas de paz.

La apertura del corredor, concluyó, forma parte de esa misma lógica: la conectividad como diplomacia, y una prueba de que en el sur del Cáucaso la paz empieza a funcionar no solo en los comunicados, sino también en los rieles, carreteras y oleoductos.

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